El objetivo de este blog es manifestar que, el abuso sexual infantil, es un problema en la sociedad de la que tenemos la obligación de hacer frente a esta realidad, comprometiéndonos y formándonos en una marco de protección de los Derechos de los Niños que salvaguarde su integridad emocional, física y social

sábado, 4 de diciembre de 2010

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD

El abuso sexual infantil lleva asociadas múltiples secuelas. Quizá las más complejas y menos conocidas son aquellas que hacen referencia a los trastornos de la personalidad. Algunos de estos trastornos guardan una relación muy directa, mientras otros tienen una incidencia mucho menor. Igualmente, entre los abusadores, existen con frecuencia patologías que, sin que sirvan de eximente, forman parte de la personalidad del agresor.


Trastorno disociativo de la personalidad
Los trastornos disociativos son mecanismos psicológicos de defensa en los que se inhiben del conocimiento consciente recuerdos, sentimientos y percepciones asociados a algunas experiencias muy estresantes, como ciertos desastres o accidentes y, más frecuentemente, a traumas psicológicos vividos durante la infancia.

Los trastornos disociativos agrupan diversos trastornos, como la amnesia disociativa, la fuga disociativa, el trastorno de identidad disociativo y un conjunto más difuso que la psiquiatría engloba bajo la denominación de trastorno disociativo sin otros datos específicos.



Trastorno narcisista de la personalidad
El trastorno narcisista de la personalidad tiene su origen en Narciso, un personaje mitológico de extraordinaria belleza, hijo del río Cefiso y de la ninfa Liríope, pero que era incapaz de amar a las ninfas a pesar de que las tuviera completamente cautivadas. Una de ellas, la ninfa Eco, lo amó hasta ser consumida por su propia pasión. La leyenda cuenta que un día Narciso se detuvo en una fuente para beber agua durante una cacería. Al acercarse a la orilla y ver reflejada su imagen, se sintió tan atraído por su propia belleza que cayó al agua y murió ahogado.



Trastorno límite de la personalidad
El trastorno límite de la personalidad se caracteriza por la inestabilidad del estado de ánimo, de la identidad, la autoimagen y la conducta interpersonal. Este trastorno se ha venido utilizando como una suerte de comodín que no siempre se ajusta a lo que debe entenderse como trastorno límite de la personalidad (TLP), también conocido como Bordeline, tal como está indicado en el DSM-III-R. El concepto “límite” ha pasado a convertirse en una especie de “cajón de sastre” para todos aquellos casos donde el diagnóstico no está demasiado claro. Según algunos estudios, el TLP afecta a un 2% de la población, siendo más frecuente –el doble– en mujeres que en hombres.






Trastorno esquizoide de la personalidad
El trastorno esquizoide de la personalidad es una afección psiquiátrica caracterizada por la indiferencia hacia los demás y por el aislamiento social.
La prevalencia de este trastorno se estima que está situado entre el 0,5% y el 4,5% de la población. Probablemente, las dos características más representativas del trastorno esquizoide de la personalidad consisten en la falta de relaciones interpersonales, unido al nulo deseo de tenerlas. En consecuencia, estos individuos suelen ser descritos como retraídos y aislados.

Trastorno de la personalidad por evitación
La evitación, al fin y al cabo, no deja de ser una estrategia bastante común que puede emplear cualquier persona en un momento determinado. Aunque para quienes padecen un trastorno de la personalidad por evitación, este es el único camino posible. Detrás se esconde una profunda autodesaprobación, el miedo al rechazo en las relaciones interpersonales y la sensación irracional de que las emociones y los pensamientos desagradables, asociados a este rechazo, no van a poder tolerarse.


Trastorno paranoide de la personalidad
Los individuos con trastorno paranoide de personalidad (TPP) manifiestan una actitud insistente y sin base real que tiende a interpretar las intenciones y acciones de los otros como humillantes o amenazadoras. Este comportamiento no va acompañado de síntomas psicóticos persistentes; como pueden ser ideas delirantes o alucinaciones.
En los últimos años se han desarrollado varias perspectivas cognitivo conductuales de los TPP, con un considerable potencial para proporcionar al clínico una base para acceder a la comprensión de este trastorno, así como de una intervención más eficaz.


Trastorno histriónico de la personalidad
La personalidad histriónica se caracteriza por la teatralidad, la dramatización y, en general, por una excesiva demanda de atención, buscando siempre la aceptación y el aplauso de otras personas. Para lograr este objetivo, los afectados por el trastorno de personalidad histriónica, pueden utilizar estrategias como la seducción o el victimismo. Este tipo de personalidad, sobre todo los que emplean la seducción, tienen una notable capacidad a la hora de desenvolverse social y laboralmente, pero cuando no logran ser el centro de atención se sienten incómodos y pueden manifestar episodios de ansiedad.

Trastorno esquizotípico de la personalidad
Según el CIE-10, el trastorno esquizotípico, o personalidad esquizotípica, consiste en "un trastorno caracterizado por una conducta excéntrica y anomalías en el pensamiento y del afecto, que se parecen a los que se ven en la esquizofrenia, aunque en ningún momento han ocurrido anomalías esquizofrénicas definidas y características". Se trata de un trastorno situado a medio camino entre la personalidad esquizoide y la esquizofrenia.

Trastorno pasivo-agresivo de la personalidad

El trastorno pasivo-agresivo de la personalidad se caracteriza por conductas de resistencia y oposición, entre las que se encuentran las tareas eternamente pospuestas, no tomar nunca decisiones, desidia en el trabajo o la falta de responsabilidad en obligaciones de diversa índole. Su escasa habilidad en el terreno ocupacional y social suele convertirlo en una persona irritable cuando tiene que amoldarse a las normas establecidas, y aunque este actitud también puede darse en otras personas, en los afectados por este trastorno constituye una pauta comportamental inflexible.




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